Elementos de la ciudad y desafíos técnicos de la guerrilla

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En la actualidad las operaciones urbanas son normalmente afectadas por muchos más factores que en cualquier otro periodo de las historias de las guerrillas, complejizando el escenario y exigiendo replanteamientos y cambios de parte nuestra, desde la lectura y reproducción de viejos manuales, hasta la elaboración propia y desconocida de la forma del cómo, con quién y cuándo planteamos combate al enemigo.

Una buena manera de comenzar es conocer la morfología de las ciudades, en cómo están dispuestos los espacios. Para obtener dicho conocimiento, ha sido importante fraguar no tan solo en teorías intelectuales, sino también en los propósitos que políticos, policías y fiscales ciernen a partir del control y el intento de inhibir el accionar violento.

Las nuevas guerrillas urbanas son susceptibles a la planeación y evaluación continua del «campo de batalla», teniéndose por medida «saber pensar el espacio para saber organizarse en él, para saber combatir en él.»[1] Es necesario compartir algunas consideraciones técnicas con implicancias directas en el estudio y la reflexión para que los desafíos de la ofensiva subversiva tengan efectividad.

La morfología urbana

Se estima que entre la mitad y las tres cuartas partes de la población mundial reside en las ciudades. Junto a este proceso de urbanización surgen no solo procesos demográficos y cuantitativos, sino que también culturales, tecnológicos y socioeconómicos. Esto hace que el estudio de las ciudades resulte más complejo.

El hito más importante en el campo de los estudios funcionales sobre las ciudades lo marcó el geógrafo alemán Walter Christaller, quien aplicó algunas leyes de la economía a la explicación de la localización de las ciudades y sentó las bases para la definición de un sistema de ciudades, bajo un patrón hexagonal, regido por una jerarquía de centros urbanos a partir de las distintas funciones que cada ciudad ofrecía.

A partir de entonces, el estudio geográfico de las ciudades se organizó en dos campos separados, «el estudio de las ciudades» y «el estudio de la ciudad». El estudio de la ciudad se centró en los temas morfológicos, que es la forma interna y externa de las ciudades, que se ve influenciada por el emplazamiento físico y la posición de la entidad urbana con respecto al entorno próximo (otras ciudades y pueblos, vías de comunicación, informantes, etc.)

Los elementos principales que constituyen la morfología urbana son:

  1. La disposición de las calles o el entramado vial, que puede ser ortogonal, radio céntrico o irregular[2].
  2. El tipo de edificios o construcciones predominantes. Su visualización directa es la mejor técnica de análisis, permitiendo determinar la forma de su planta, elementos constructivos, entre otros.
  3. Las funciones de las calles y edificios, que están en estrecha relación con sus formas.

Fig. 1: Región Metropolitana.

Para ampliar el entendimiento de esos elementos principales, tengamos presente la noción de estructura que, ya sea en la geografía como en otras disciplinas, «presupone que el espacio está regido por un orden determinado y ello constituye la organización esencial que lo rige»[3].

Con respecto a la estructura interna de la ciudad, han existido distintos modelos explicativos. Los principales son los siguientes:

  1. El modelo concéntrico de Burguess, que asume que la ciudad se expande y hace un uso del suelo de manera homogénea y circular.
  2. El modelo de sectores de Hoyt que reconoce zonas de naturaleza sectorial y no circular, como resultado del comportamiento residencial de las clases de estrato social alto.
  3. El modelo de núcleos múltiples de Harris y Ullman, donde la ciudad no se estructura a partir de un solo núcleo central, hay múltiples núcleos en función de las actividades de cada uno de ellos.

Los planos de la fig. 1 dan cuenta de los entramados viales de distintas ciudades. Su visualización permite corroborar parte de la estructura en la que está basada cada ciudad; ej., podríamos interpretar para cada caso uno de los tres modelos antes mencionados. Pero también podríamos caer en cuenta de que no se puede replicar ningún modelo por sí solo, porque puede existir una mezcla e incluso la presencia de elementos que aún no son contemplados estructuralmente en la constante formación de cada ciudad. Al sistematizar estos elementos conocidos y por conocer, recurriremos al conocimiento de campo. Y para eso, además del reconocimiento sensorial cotidiano, se recomienda la elaboración y revisión de cartografías.

La cartografía guerrillera

Utilizar herramientas de cartografía para estrategias guerrilleras es fundamental. Existen plataformas en las cuales no es necesario ser un experto de programación para mantener un mapa o plano online; el proyecto uMap permite a cualquiera elaborar mapas con lugares destacados. Esta plataforma utiliza el mapa del proyecto OpenStreetMap que es una iniciativa autónoma de acceso abierto a un mapa global.

Con estas mismas herramientas la Cooperativa Geográfica Cambalache ha preparado una guía llamada «Mapea tu Causa» que explica los pasos a seguir para elaborar un mapa en uMap. Un ejemplo a destacar en la elaboración de cartografías radicales en uMap, es lo que está haciendo el grupo Evade la Vigilancia, quienes mantienen y actualizan un mapa con cámaras de vigilancia existentes en Chile y otros países[4].

En esa línea, unos de los desafíos para el desarrollo estratégico de las guerrillas urbanas es contribuir a la creación de escenarios operativos hipotéticos, representados en mapas locales, atendiendo a las morfologías y tecnologías del espacio. Esos escenarios pueden ser construidos en base a:

  1. Puntos o rutas ciegos.
  2. Zonas de enfriamiento.
  3. Lugares de escabullimiento o rompimiento.
  4. Sectores blancos o rojos de peligro policial, militar y/o civil (narcos y bandas).
  5. Dispositivos donde operan nuestros enemigos (casas, institutos, comisarias, aparcaderos, laboratorios, etc.)
  6. Cruces transnacionales (supuesto de clandestinidad).
  7. Vías rápidas de acceso y salida de zonas aglomeradas (supuesto de persecución).

A modo de ejemplo

Para hacernos una idea más clara, mostraremos la aplicación práctica de una planificación en cartografía, discutiendo a partir de dos casos hipotéticos de operación: ambos plantean un mismo objetivo en un territorio de Sao Paulo, pero bajo una diferente lógica de planificación y por tanto despliegue. Nos centraremos siguiendo en clave espacial, utilizando un plano, las geometrías básicas; punto, líneas y polígonos, una descripción y finalmente un análisis para complementar dicho proceso.

En los dos casos presentados, se representa el recorrido y accionar de una sola persona, en este caso, de quién «coloca». Sin embargo, en una operación real, este mismo ejercicio debe ser realizado por cada participante de la operación.

Mapa 1

Operación simple, Sao Paulo, Brasil.

A grandes rasgos observamos un punto de Inicio, un Objetivo y un Fin, que yacen conectados por una gran ruta que les atraviesa. A su vez, observamos un primer y segundo radio, que constituyen grandes áreas que representan ciertos grados de riesgo-seguridad, en razón de su cercanía-lejanía con el objetivo. Además, tenemos un punto de Cambio total en la ruta de ida al Objetivo y otro punto de Cambio total en la ruta de vuelta, en el repliegue.

Mapa 2

Operación compleja, Sao Paulo, Brasil.

Evidentemente en este caso observamos también un punto de Inicio, un Objetivo y un Fin, conectados por una gran ruta. Pero ya la complejización de la operación deja entrever; por un lado, que la ruta es más extensa tanto de ida como de vuelta, lo cual define, a diferencia del caso anterior, un tercer radio, más lejano, más seguro. Y, por otro lado, más allá incluso de que se presente más extensa la operación en términos espaciales, existe una complejización en la cantidad y diversidad de puntos de cambio. Observamos en este caso, puntos de Cambio total, pero también puntos de Cambio parcial y mayor uso de medios de transporte.

Análisis cartográfico

El ejercicio presentado se enmarca dentro de un aspecto de muchos sobre la seguridad operativa; esto es, la de señalar cartográficamente una planificación simple y compleja del despliegue y movimiento en el territorio urbano, lo cual contribuye en el mejor de los casos a dificultar la reconstrucción de las rutas de lxs participantes de una operación en la investigación policial.

Ha de saberse que los territorios se pretenden totalmente controlados, securitizados y vigilados. Sin embargo, la realidad es que ofrecen múltiples oportunidades para la guerrilla urbana. La densidad y caos urbano y poblacional contribuyen a la difuminación del rastro del grupo siempre y cuando se tomen las medidas adecuadas.

Primero, hay que partir asumiendo que en las operaciones habrá cámaras que no podremos eludir y quedará registro de nuestro accionar. Pero la condición para operar no es que no existan cámaras, sino que las cámaras jamás capten nuestra identidad (rostro, tatuaje, etc). Los registros nuestros que como base asumimos, son los ubicados en el primer radio, ya que la investigación policial opera a la inversa; el seguimiento para dar con lxs responsables, partirá desde los registros en el punto mismo del Objetivo, y desde allí realizarán la reconstrucción del recorrido de lxs atacantes: ¿De dónde viene el sujetx? ¿Hacia dónde se va?

Por esta razón, lo realmente importante es tener previamente bien estudiada la localización de las cámaras en los radios, saber en donde nos captan, y en donde no, para de esa forma saber jugar con ello y generar rupturas efectivas. El resultado que esto genera, es que la policía tiene claramente identificada al sujetx que ataca el objetivo, pero conforme va reconstruyendo la ruta por cámaras, se encuentra con la pérdida de rastro, dados los vacíos de vigilancia que son aprovechados por Cambios totales o parciales, y tramos de recorrido con poca o escasa presencia de cámaras (rutas ciegas). En adelante con lo que la investigación se encuentra, es con un abanico de sospechosos, pues lxs participantes se camuflan entre transeúntes casuales de estos puntos o rutas ciegas. Y en la medida que la persona suma más puntos de Cambio total o Parcial, y rutas ciegas, más se multiplica la cantidad de sospechosxs, más confuso y mayor pérdida de rastro para la policía. Esto en suma eleva exponencialmente la cantidad de recursos y tiempo a emplear por las policías.

Ahora bien, si examinamos bajo este lente los dos casos anteriormente expuestos, observamos que el primer caso (Mapa 1) es inseguro comparado al segundo (Mapa 2). Porque para dar con lxs atacantes en el primer caso, lo que debe hacer la policía es superar el primer punto de cambio, y conectar que la persona observada en el primer radio, es la misma que se observa luego en el segundo radio. Y ya con ese supuesto, podría reconstruir su recorrido hasta su destino, y con ello identificar la persona vinculada al domicilio, y revisar sus movimientos mediante, por ejemplo, la georreferenciación de su celular al día y hora de la operación.

Al examinar el segundo caso, observamos que es bastante más seguro del punto de vista de la cantidad de rupturas generadas ante la línea investigativa. Porque cuando llega al objetivo es una persona, pero desde ese punto hasta su destino, es otras tres personas totalmente distintas, otras dos personas parcialmente distintas que utiliza cuatro medios de transporte diferentes, y en buena medida recorre tramos y puntos ciegos. Y esta misma situación aplica para la reconstrucción desde el punto del objetivo hacia su inicio, es decir, desde donde viene. Esto, es una planificación que complejiza muchísimo una reconstrucción que llegue efectivamente a buen puerto en materia de investigación policial.

Pisar el espacio

Sin ir más allá, el ancho del planteamiento aquí esbozado dilucida básicamente la necesidad de «pensar el espacio para saber organizarse en él». Pero resulta imprescindible dar el acento en que cada planificación cartográfica necesita ser pisada, es decir, ser vivencia con la multiplicidad de aspectos derivados desde antes y en el momento mismo en que se opera, y que aquí no son abordados.


1. 

Yves Lacoste, La geografía, un arma para la guerra, p.135.

2. 

«El ortogonal, o en damero, es cuando el plano de la ciudad sigue una estructura cuadriculada, con calles que se cruzan en ángulo recto. El radiocéntrico, es cuando desde el centro de la ciudad parten múltiples calles en todas direcciones a modo de radios, mientras que otras circulares las cortan y rodean por completo. Y las irregulares, es cuando contiene calles estrechas y sinuosas, muchas de ellas sin salida, originadas por la inexistencia de planificación previa a la construcción.», Isaac Buzo Sánchez, Apuntes de geografía humana.

3. 

Percy C. Acuña Vigil, Qué se entiende por estructura urbana.

4. 

Nota del No Trace Project: En 2024, este mapa ya no existe. Una alternativa es Surveillance under Surveillance (Vigilando a la Vigilancia).